diciembre 14, 2010

El Sicopateo produce pelos en las manos

No pude decirle lo bien que se veía en esa descolorida y algo borrosa foto, con el pelo desordenado, y un particular gesto en su cara. No pude porque, hasta donde entiendo, es sicopático mirar las fotos de otras personas y por hacerlo te pueden mandar a la hoguera de la mala reputación.

Más allá de preguntarme para qué se sube algo a una página de red social, si no es para que lo vean los demás; escribo esto para decir algo tan obvio, que me da no se qué decirlo. Pero aquí voy. Todos lo hacemos, todos miramos fotos en perfiles que supuestamente no nos corresponde ver. Y el que no lo hace es porque no tiene a gente lo suficientemente interesante entre sus contactos. Hay que admitirlo, ser “víctima del sicopateo” es sinónimo de tener gracia.

foto: HobbitMob
No sé en qué punto decidimos que querer saber más de alguien era tan terrible. No voy a mentir; si alguien ha estado mirando mis fotos con interés y ha estado prestando atención a las estupideces que publico, aunque me haga el pelotudo, me siento alagado y contento. Porque tengo ego, vanidad, y muchas otras cualidades humanas. Si, señor lector. Soy de carne y practico mis correspondientes pecados con frecuencia. No se haga el santo, ¿acaso si le ofrecen un pase libre para ver la vida de personas que le llaman la atención sin que nadie lo sepa, usted lo rechazaría? es casi como negarse al fruto de la serpiente, es totalmente inhumano.

Sin el mostrarse o el vociferar a los cuatro vientos, y sin el mirar y fisgonear donde “no debemos”, no existirían las redes sociales. Tener una cuenta en estos sitios es como afirmar: “quiero mirar y quiero que miren algunas cosas que yo quiero mostrar”. Viene en el contrato, son las reglas del juego. No salga después con la mariconada de espantarse porque lo miran. Si es puta vendase, si es monja al convento ha sido llamada. Claro que hay matices en el tema, pero los matices son para los fletos; fíjense en el meollo del asunto, señores. Somos esclavos del Voyeur.

No se trata de armar altares y trazar itinerarios con cada comentario que escribió alguna persona. Se trata de hacer lo que todos deseamos desesperadamente, con la libertad que la hipocresía de la costumbre y la compostura nos quitaron.

Lo único que falta es que ahora digan que por “sicopatear” te salen pelos en las manos.

Diego Molina

noviembre 07, 2010

Urbanidades II

¿Qué es lo que tienen los palos del metro que les gustan tanto a la gente?, ¿qué los hace tan atrayentes, que hace que los pasajeros, en especial las viejas, se suban desesperadas por asirse del mas cercano?,  incluso, no conformes solo con sujetarse de estos, se les apegan y refriegan tanto, como si no quisieran que nadie se los fuera a quitar, sea que el vagón vaya lleno o no. ¿Será algo en los palos mismos?, ¿o será que todas estas viejas tienen alma de ‘toplera’?

Israel Molina

octubre 11, 2010

La Nariz de Clint Eastwood

Steve Everett (encarnado por el gran Clint Eastwood):
-Sr. Beechum, usted no me conoce. Soy un tipo cualquiera, que anda por ahí con un tornillo suelto. Francamente, me importa una mierda Jesucristo, y me da igual si hay justicia en esta vida o la otra. Ni siquiera me importa lo que está bien o mal. Pero… -tocándose la nariz- ¿sabe qué es esto?
 
Sr. Beechum:
-¿Se trata de una broma?

Steve Everett:
-No, no es una broma. Es mi nariz. Y para serle sincero, es mi único orgullo. Cuando me dice que algo apesta, tengo que tenerle fe, tal como usted a Jesús. Cuando mi nariz funciona, sé que la verdad se oculta. Pero si no funciona bien... pueden lanzarme por la borda. No soy nada.

diálogo del fílm “True Crime

Clint Eastwood, como era de esperarse, ha dado en el clavo. O más bien, donde puso el ojo, puso la bala. La fe puede ser más que algo simplemente religioso, y más importante en nuestras vidas de lo que creemos. Pero más allá de la fe en si, he querido referirme esta vez, a aquello en lo que tenemos fe.

Siguiendo con las referencias fílmicas, y por qué no televisivas; encontraremos una interminable lista de teorías conspirativas, ficciones de lo desconocido, etc. Hablo de estudios serios y no tan serios. Cuando se trata de cuestionar desde el conocimiento más básico hasta el más reciente, no faltará la información que nos haga dudar de lo que siempre creímos, al menos por un segundo.

Don Clint
Y es que en una sociedad tan complejizada, era inevitable dejar pasar unos cuantos fraudes y engaños al construirla. Si a eso le sumamos la idea de que podemos adquirir casi cualquier información en menos de un minuto, y que toda esa información será siempre manipulable; conseguiremos como resultado un mundo de inconmensurable incertidumbre. Si ya nadie podía decir qué es la verdad, cada vez se nos hace más difícil siquiera decir lo que es factible.

En un mundo así es obvio que algunos iban a decidir refugiarse en los brazos de un ser superior, que aunque no brinda muchas respuestas, asegura tenerlas todas. No debería sorprendernos el fanatismo religioso en pleno siglo XXI, la verdad me sorprendería que hubiera más gente dispuesta a enfrentar este mundo a carne descubierta, sin la necesidad de recurrir a otras religiones como el fervor político y activista, el dinero y la “desinteresada” labor social.

Sin embargo, para los que no han podido apostar su fe a tanta ideología tontorrona que hay por ahí; quizá Clint Eastwood haya brindado un buen consejo. Tenga fe en su olfato. Piense, no sea pelotudo, no se lo trague todo y tampoco le crea a cualquiera que salga en la pantallita solo porque habla contra el sistema. Use su olfato, sentido común. Dude de todo, incluso de esto que está leyendo. Pero tampoco se quede ahí, tome decisiones y tómelas usted, no espere que le digan lo que tiene que hacer. Recuerde que sin su nariz, no es nada.

Diego Molina

septiembre 22, 2010

Dia mundial del dia mundial

Hoy era el día mundial sin auto, y al igual que otros muchos días mundiales, como el día de la tierra, el día del libro, de la secretaria, del indígena, de la mujer, del níspero, etc. etc. Se realizaron una serie de actividades bastante mediáticas, y prácticamente inútiles, en pro de dicho tópico a conmemorar o considerar.

El solo hecho de definir un día para recordar algo, nos muestra lo poco que consideramos estos temas, lo alejados que se encuentran de nuestras conciencias, que debemos marcarlos en el calendario, para recordarlos en masa, siendo que se supone son los temas mas urgentes en nuestros tiempos.

Pero a pesar de todo, las actividades realizadas en estos días, cumplen su cometido, servir de bálsamo para nuestras autocomplacientes conciencias, un sobadita de espalda a nuestros, ya poco hinchados egos. Haciéndonos creer que tenemos conciencia social, o medioambiental, según sea la temática del día, con el solo hecho de, una vez al año, apagar la luz una hora, dejar el auto en casa, pensar el los muertos de hambre en otro lado del mundo, pensar en las mujeres golpeadas diariamente en sus casas, en los niños maltratados, en los libros no leídos, en aquellos que esperan un transplante de algún órgano, en los que viven en la esclavitud, en quienes mueren de sida, etc. etc. Si, con tan solo una vez en el año.

foto: Earth Hour Global
Me resulta imposible no recordar, con una mezcla rara de humor y asco, esa gente que enarbola consignas en pro de la tierra, de los beneficios de apagar la luz una hora al año, del daño que se hace al medioambiente con la nueva termoeléctrica, de la disparidad de los sueldos en nuestra sociedad, y luego andan automatizando su casa con electrodomésticos innecesarios, hasta para rascarse el poto, comprando cuanto chiche se ofrece en la tele, para satisfacer necesidades impuestas por la misma tele que te lo vendió, o arreglando la pinta para estar a la altura de circulo social, y lo único que esto logra es enajenar a la persona y alimentar el mismo sistema que tanto se critica.

Probablemente por lo mismo me incomodan los cumpleaños (que técnicamente es el día de uno mismo, no es mundial pero abarca el ‘universo’ personal), pues reflejan la misma actitud. En la oficina viene un montón de gente, que capaz que ni sepan tu nombre, a cantarte y felicitarte. Y se me viene a la cabeza esa historia de cuando te cantan el cumpleaños feliz, y llegando al parte del ‘feliz cumpleaños fulanito’, se miran con cara de ‘¿y como era que se llamaba este wn?’. Si alguien incluso piensa regalarte algo, se ve frente al quebradero de cabeza de intentar averiguar que puede interesarle, gustarle o necesitar el festejado, demostrando lo poco que lo conocemos, lo poco que nos ha interesado.

Pero como todo, ya pasó, ya se salió del empacho, el cumpleaños feliz se cantó, el auto se dejó en casa y se usó el metro, la luz se apagó, se tuvo la conversación de rigor con los amigos, sobre la crueldad de nuestra sociedad, y bla bla bla. En fin, se cumplió con la cuota anual, ahora podemos seguir inmersos en nuestros vicios, abusando de nuestras medianamente privilegiadas situaciones, y descansando en los brazos de la hipocresía, el egoísmo y la insensibilidad.

Israel Molina

agosto 24, 2010

Urbanidades I - Utilice los asientos impares

A la mayoría de las personas les incomoda que mientras están sentadas en un lugar público llegue otra persona a sentárseles justo a un lado, habiendo un montón de otros asientos disponibles. Esta es una situación muy común en lugares como el andén del metro, por ejemplo. En esos casos, la mayoría de nosotros cree poder solucionar el panorama sentándose unos cuantos asientos más lejos de la otra persona, o derechamente al extremo más lejano de la serie de asientos. Pero si nos detenemos a pensar en los demás ciudadanos que muy probablemente aparezcan después, deseosos de reconfortar sus nalgas en los cómodos asientos, podremos observar que hay una gran responsabilidad a la hora de escoger donde apostamos el poto.

Es nuestro deber velar por que sean cada vez menos los ciudadanos que se vean forzados a incomodarse e incomodar a los demás sentándose justo a un lado, unos de otros. No en vano han pasado miles de años en avances tecnológicos y científicos,  que hoy en día nos alivian de tener que estar hablando cara a cara con un montón de indeseables.
¿Cómo ayudar? mi único y gran consejo es "utilice los asientos impares".

Según he podido contabilizar en mis viajes, los asientos de los andenes se constituyen de series de 9, de 6, 4 y 3 asientos. En ocasiones encuentro algunas series de 12, pero en realidad no son más que dos series de 6 seguidas (qué decepción). Todas estas series, a su vez, están compuestas de unidades de 3 asientos que deben venir así de fábrica (seguramente no es rentable hacer uno o dos asientos, pudiendo hacer tres de una), a excepción de las series de 4, que son una frecuente rareza compuesta de una sola unidad de cuatro asientos.

Dado que las series de asientos son en su mayoría de múltiplos de 3 (9, 6 y 3 asientos); al utilizar primero los asientos impares en lugar de los asientos pares, se consigue una mayor cantidad de personas sentadas y separadas por un asiento. Tal como se muestra en el siguiente diagrama:

El sistema de asientos impares permite un crecimiento significativo de personas sentadas cómodamente.

Si cuando va a sentarse ya hay una persona sentada en un asiento par, no se preocupe. Sacrifique su puesto de distancia, usando el asiento impar contiguo al asiento par de la primera persona, por el lado en que más asientos queden; de manera de corregir la secuencia perjudicial.

Puede seguir estos consejos, o bien, sentarse donde se le antoje y mandar al carajo a quien le moleste. No va a quedar embarazado(a) por sentarse al lado de un espécimen fértil, no va a engordar por sentarse junto a un obeso sudoroso, ni va a volverse maricón por sentarse junto a un señor de rosado y lentes con forma de estrella. No sea pelotudo.

Diego Molina

agosto 08, 2010

¿Es el invierno el culpable?

En verano y primavera, época de vacaciones, paseos, salidas, etc., las parejas florecen, hombres y mujeres se encuentran, toman algo, bailan, tiran (usualmente en ese orden), y en algunos casos, se aparejan (pololean, andan, se juntan para solo darse, o lo que sea). Hasta ahí, todo lindo, sin mayores problemas, cualquier roce lo resuelve un abrazo o un beso, según sea la gravedad de la falta.

En invierno, la situación es distinta, algunas parejas se disuelven, otras, empiezan con los problemas. Es en esta época, cuando empezamos a oír de parejas que no se llevan, que una de las partes, al mas mínimo problema, se manda a cambiar, o donde un amigo(a), o a casa de un familiar (de preferencia los padres). Se empieza a escuchar de ese(a) pololo(a), frío(a) y distante, que en un principio no era así, eran tan caballero, o ella tan cariñosa, pero ahora hace sentir engañado(a). O lisa y llanamente, se escucha del rompimiento, de que se acabó, de que ya no daba para más. Es en esta época, cuando empezamos a oír de esos sentimientos de soledad, que empiezan a atormentar, a pesar de tener a alguien al lado, sentimientos de incomprensión, de falta de reciprocidad.

foto: Annie in Beziers
¿Qué es lo que tiene esta época que enfría las relaciones?, ¿no debería ser el caso, que dado lo frió del ambiente, lo sombrío de los días, o la aparente tristeza de la temporada, que los sentimientos románticos nacidos en la época estival, sirviesen de refugio perfecto para toda esta antagónica situación?. Lo lógico sería que así fuese, pero en los fríos días de invierno, este, en cierto modo, obliga a refugiarse en casa, a pasar más tiempo encerrado con aquella persona que ‘conociste’ y que ahora es tu pareja. Eso es lo que mina la relación, ahora pasas mas tiempo con esa persona, y recién empiezas a conocerla, y ella a ti. Es ahora cuando es más real la posibilidad de que te enfrentes directamente a la otra persona, ya no se pueden usar los paseitos para evadir los conflictos, ya no se puede ablandar a la pareja sacándola a bailar, o a comer, ya no se puede caer en la jugarreta de enojarse y largarse a casa, y luego volver a los diez minutos a pedir disculpas. Es en esta época cuando es mas difícil huir de sus gustos, sus absurdas mañas, sus conflictos sin sentido, sus melodramas, sus modos, sus limitadas aspiraciones, sus miedos tontos, sus caprichos, de todo eso que conforma a esa otra persona, y que generalmente dista mucho de lo que una vez, cuando la ‘conociste’, en ese pub, en esa plaza, esa disco, o esa playa, imaginaste era.

El invierno es frío, a veces crudo, y no teme ponernos frente a frente, el uno al otro, por la mayor parte de tiempo que pueda, mientras dure su ciclo. Entonces, ¿es él el culpable?, ¿de demostrar quien eres?, ¿de recordarte que solo has vivido huyendo de ti mismo, y engañando a los demás?, ¿de demostrar lo que en verdad es esa relación?, si, quizás el invierno es el culpable. Pero alguien debe hacer el trabajo sucio.

Israel Molina

julio 26, 2010

¿Será tan noble tratar de cambiar el mundo?

…Si al final, nos guste o no, nos ha satisfecho matar y mentir desde que somos seres humanos. No quiero sonar cínico o pesimista, pero es que llega un momento en el que hay que pensarlo. El mundo del Homo Sapiens funciona guiado por una constitución con el egoísmo, la violencia, el engaño y otros personajes viciosos como principales enmiendas. La maldad, teórica y empíricamente hablando, la inventamos nosotros mismos; los seres humanos. Mas aún, creo que podríamos empezar a preguntarnos ¿se podrá cambiar el mundo?

Si los perros hablaran, sería ridículo ir a protestar y tirarles de la cola aduciendo que la comunidad perruna debe cambiar, que están perdidos, que deben detenerse y dejar de mear levantando una pata. Sería ridículo porque eso es lo que son los perros, así actúan, así funcionan.

foto: Paul Keller
¿Acaso con los más de 100.000 años de historia del hombre (desde que nace el Homo Sapiens Sapiens, más o menos) no podemos reconocer que somos justamente tal y como hemos estado actuado? Me parece algo fundamental el reconocer que somos nosotros los creadores de lo que mas satanizamos.

Toda lucha contra los tiranos, los opresores, los ambiciosos, los mentirosos, los aprovechadores, etc.; parte de la base de que ellos no deberían existir, que son una perversión, que no son naturales, que no son humanos… ¿No es eso acaso como decirle al perro que deje de mover la cola, ladrar o mear levantando una pata?

No estoy diciendo que no hagamos nada, que bajemos los brazos y dejemos que nos defequen sobre la cabeza. Pero una cosa es hacer algo, y otra es hacer algo inservible. Se parecen, pero tienen un abismo de distancia. Hacer algo ayuda, pero hacer algo inservible incluso estorba.

No creo tener una solución para hacer algo por el mundo. Y tal vez no exista ninguna, porque no tiene por qué existir solución para una raza. Probablemente es el precio de ser humano y no animal. Esta habilidad de la razón, que nos pone en la cima de la evolución, implica estar biológicamente obligados a usarla. Y hay que ser tonto para no usar la mentira, el engaño, la manipulación y la violencia; sabiendo que en muchas ocasiones son realmente ventajosas.

Diego Molina

julio 16, 2010

Las mujeres tienen algo

Las mujeres tienen algo, algo que simplemente el hombre nunca tendrá. Algo que va más allá de la mera belleza física, del simple hecho de ser atractiva, o de tener una actitud seductora. Que no es simplemente la feminidad, pero si se alimenta de ella y se esconde tras ella. Que no necesita trabajarse, sino que crece solo, si se le deja ser. Que se manifiesta de manera espontánea, en la forma de mirar, de moverse, de sonreír al regalarte un “hola”, de ponerte atención, en situaciones tan triviales como cuando se lavan las manos, o leen un libro, o preparan una comida, o te preguntan algo. Es algo que, de manera bastante cursi, me gusta llamar ‘magia’.

Recuerdo una ocasión en que viajaba en metro, línea 4, en el trayecto que va por la superficie. Estaba frío, pues había llovido el día anterior, pero el sol brillaba, así que se podía ver la belleza de la cordillera, y mientras imaginaba como habría sido de hermoso el valle de Santiago, antes llegar la llamada ‘civilización’, sube ella, ‘la niña de morado’, así la llamo ahora. Una vez, un amigo me dijo, ‘no me gustan las mujeres a la moda, me gustan las mujeres con estilo’, y ella era una. Vestía una parka lila, guantes morados, bufanda del mismo color, aros, sombra, y labial rosa. Sacó su pendrive para oír un poco de música, y adivinen el color de este, rosado también. Si hasta su aroma me recordó a una mezcla entre frambuesas y moras. Se veía encantadora, y probablemente no sabía cuanto, quizás salió de su casa pensando “voy bonita”, con esa picara y juguetona vanidad de las mujeres, y aún así, sin mucho esfuerzo, irradiaba esa ‘magia’ que esconde la feminidad. Entonces pensé que el mundo debería  estar plagado de mujeres como ella.

En otra ocasión, saliendo del trabajo, y como regularmente sucede en ‘la esquina del blues’, junto al quiosco, alguien toca un poco de música. Esta vez, dos mujeres. La primera, tocaba la guitarra, la segunda, cantaba. ¿Por qué esta ‘magia’ parece funcionar más en los días fríos?, no lo sé. La cantante vestía zapatillas, jeans, y solo un polerón con capucha, que llevaba puesta, para abrigarse. La verdad es que pareciera que tocaban para sí, solo por el placer de la música. Poco les importaba si la gente se detenía a escucharlas, o si yo era el único que ‘perdía’ el tiempo en ponerles atención. Conversaban entre ellas, y se reían de algún acorde malogrado, o de si la voz no alcanzaba a uno que otro tono esquivo. Las escuchaba pasear por varios temas, que para mi suerte, coincidían con mi repertorio de temas favoritos. Y me pareció en un momento que ya no había nada más, que los autos eran mudos, que las micros no gritaban, el frió se había ido, y la gente parecía caminar sobre nada. Habían logrado borrar la vorágine del mundo que las rodeaba, el caótico sonido de una ciudad desesperada por ‘irse a guardar’, e intentar descansar un poco, solo para volverse a esclavizar durante la próxima jornada. Esa guitarra, esa voz, esas dos presencias habían logrado el silencio, como si posaran suavemente sus índices en los labios de toda esa maquinaria insensible. Y la gente solo pasaba y pasaba.

Creo que todas las mujeres nacen con esta ‘magia’, algunas la ‘dejan ser’ y entonces crece, otras, tristes victimas de las circunstancias de su propia vida, sufren poco a poco el ahogo de esta. Y también las hay, más desdichadas aún, que la apagan voluntariamente, intentando hacerse deseables al hombre ofreciéndose solo como un apetecible pedazo de carne, otras sumidas en sus absurdos intentos de imitar al hombre, ya sea por encajar en el ambiente donde quien más amedrenta es más respetado, o por la búsqueda de la malentendida ‘igualdad’ con el género masculino. Pero en fin, siento que todas las mujeres la poseen, en mayor o menor medida, de una u otra forma, y me gusta ir por la vida, buscándola silenciosamente, en aquellas a quienes conozco, o en las que me encuentro en el camino.
Israel Molina 
Imagen por expressive87

julio 14, 2010

El Derecho a rascarse el Poto

Con mis dos hermanos, Roger e Israel, hemos formulado hace unos años una teoría (entre muchas otras teorías inútiles) que sostiene que la calidad de una relación amistosa puede medirse por la capacidad de soportar cochinadas dentro de ésta. Para ejemplificar esta idea, podemos observar que sólo un buen amigo otorgará con cordialidad y sin arrepentimientos, el permiso que solicites para tirarte un peo en su compañía; por muy hediondo que pueda salirte. Lo mismo ocurre con muchos otros tipos de flatulencias y gases, especialmente a la hora de compartir una comida. Hay que hacer la salvedad, sin embargo, de que esta teoría aplica más específicamente al género masculino que al femenino.

Lo cierto es que muchas normas de educación, protocolo y etiqueta, son al final meras formas de ocultar o reprimir las ganas naturales y sanas de sacarnos los mocos, rascarnos el poto y las bolas, soltarnos eructos y un largo etcétera. Nos desnudamos sólo frente a quienes nos conocen muy bien, nos sacamos los mocos con infinito placer sólo durante la soledad y algunos prefieren aguantar el picor, antes que rascarse cualquier presa frente al señor Fulano de Tal; que también se rasca, se eructa y amasa sus mocos antes de lanzarlos por la ventana, como todo mortal sobre la tierra.

Creo que por culpa de esos tediosos y caducos códigos de etiqueta que tanto defienden algunos viejos moralistas y mujeres de conducta virginal inmaculada, el creciente aborrecimiento de las normas sociales ha podido echar raíces cada vez más profundas.

No me molesta que le pongamos reglas al juego, de alguna forma hay que convivir, pero no seamos hipócritas. Todos tenemos derecho a rascarnos el poto.

Diego Molina

julio 05, 2010

Consejos para conquistar el mundo

Dijo Napoleón Bonaparte: “El poder, radica en la apariencia del poder”.

- Mófate de los demás, y que los demás lo noten. La idea es mostrarte mejor que ellos, no importa si no lo eres, lo importante es aparentarlo. Busca a quienes son más débiles, pues no se defienden, y si intentan hacerlo, vuelve a mofarte de ellos, esto los desanima y a ti te da más puntos.

- Si no puedes mofarte de alguien, habla mal de él. No caigas en lo vulgar ni en lo obvio, así sólo lograrás quedar mal tú. No tiene que ser algo muy relevante, quizás solo un detalle, con eso bastará. Piensa que esas semillas, quedan ahí, y algún día darán sus frutos.

- Si alguien cree algo equivocado, apruébalo, es más importante hacer sentir bien a los demás, que hacerles bien intentando demostrarles que están en un error.

- Cuando te enfrentes a alguien, intimida, amedrenta, muéstrate más poderoso, habla siempre más fuerte, ataca a la persona no lo que dice, no importa si el que está equivocado eres tú, de hecho, es estrictamente necesario en estos casos, ya que tu error no puede ser descubierto. Ni se te ocurra pensar que reconocer tu error te ayudará, con eso sólo les dirás a los demás “soy un idiota, y estoy acostumbrado a serlo, perdón por eso”.

- Habla como intelectual, pero para el pueblo. Siempre habla de los temas que los demás quieren oír, no importa si estos no son para nada importantes. Como tú lo hables le dará la importancia, así que hables de lo que hables, que quien te escucha, sienta que no es sólo un tema común, sino una ciencia, un arte, que hay que investigarlo, y que tú ya lo has hecho.

- La sobriedad es para los viejos, viste como lo haría alguien de la tv, ellos no visten así por gusto, visten así por que así es como hay que vestir si no quieres pasar desapercibido. Los publicistas no estudiaron años para mentirte, no sería profesional.

- Siempre es importante ser un poco irresponsable, esa idea de que eres tú quien controla tu vida, y no otros, siempre causa admiración, pues te pone sobre los demás, ya que todos vivimos siendo responsables de nuestros actos, pero tú no, estás sobre eso, nadie te dice lo que tienes que hacer.

Critica siempre las grandes instituciones, como los grandes comerciantes y su sistema, hazlo con confianza, ya que como nunca tendrás la oportunidad de encararlos, es mucho más fácil. No importa que termines comprando todo lo que te vendan, y que forjes tu vida con las metas que ellos mismos te han vendido, nadie notará tu inconsecuencia.

Si sigues, aunque sea uno solo de estos puntos, estarás en buen camino.

Israel Molina

junio 29, 2010

Idolos de Barro

“No sé qué les ha dado a todos últimamente, que fingen hasta con sus genitales” le dije a una amiga, hace poco. Todo el mundo le copia a sus ídolos de barro. Todo el mundo se muere por ser capaces de rellenar el traje de su estereotipo. El tipo antisocial, oscuro, depresivo. La niña blanca, inocente y lesbiana porque el falo es demasiado brusco para ella. La chica top de mente abierta, con mucho criterio y libertad, con el objetivo ya hostigosamente trillado de derribar los tabúes. El filosofo idealista, comprometido con el progreso, comunista por decisión supuestamente racional, con el odio heredado a la diabólica derecha. Y así un largo etcétera.

Los personajes realmente posibles son desagradables, no venden. Los modelos están hechos para seducir, para que los pajarones quieran imitarlos. Para lograr eso hay que crear personajes fantásticos, y por ende, imposibles; condenando a sus seguidores a una búsqueda sin ningún premio real. A nadie le impresiona lo real.

No me gustará la idea (y supongo que a muchos otros tampoco), pero sólo el nombre de Johnny Deep, es más convincente que don Roberto, que es cajero de farmacia, gana sueldo apretado, tiene un niño con notas del montón y una señora de las que dejó la ola. Incluso hay estereotipos de imitaciones mejoradas de don Roberto, llenos de autosacrificio propio de un jesús obrero, y complementados de un amor incondicional de su mujer.

Me parece un verdadero desperdicio. Intentan ser algo que no pueden y se pierden una de las pocas cosas deseables que creo que existen, disfrutar de ser uno mismo. No es fácil, ni simple, pero es infinitamente más satisfactorio que fingir la vida entera.

Todos van desesperados buscándose una vida y nadie se acuerda de buscar vivir.

Diego Molina

junio 22, 2010

La Condescendencia y el Statu Quo

Es cierto que la utilidad de algo es relativa a la circunstancia en que se encuentre, como planteó Diego en la entrada anterior. Pero en lo que respecta a pensar, personalmente, creo que es algo absolutamente necesario en la vida. En toda vida que intente ser aprovechada y ejercida plenamente. Por que creo que la vida tiene que ser aprovechada y ejercida plenamente. De ahí la utilidad del pensar en la vida.

Lo que piensas, en cierto modo, define que clase de vida llevas. No creo que la vida sea para malgastarla en carrete, en buscar logros laborales, o en formar lo que comúnmente se conoce por 'familia'. Son más bien metas impuestas. Pero, para mi desgracia, es en lo que la mayoría de la gente enfoca sus pensamientos, eso o en trivialidades vacías, como que Chile va al mundial, mejorar mi currículo, ganar más plata, o los cahuines de la familia, el trabajo o los amigos. Y normalmente se quedan ahí, en eso, en la trivialidad, en lo insustancial. Y cuando alguien, interpela estos pensamientos o ideas, 'cae mal', pues todo el mundo espera que los demás acepten, e incluso aprueben su pensar, sin importar lo que sea.

El hecho es que, en nuestra autocomplaciente sociedad, se cree que solo por el hecho de ser 'yo', mis opiniones son validas y respetables, e incluso intocables, ya que si se objetan o se ponen en duda, se considera una falta de respeto. Así lo único que se logra es mantenernos en los mismos paradigmas, estancados en el mismo estado mental, sin crecer, sin avanzar.

Algo básico, es que cualquier persona que expone una idea, debe ser lo suficientemente responsable de lo que dice, y aceptar, que habrá quienes no concuerden e intentarán refutarle, entonces, deberá estar dispuesto a defenderla, y en el caso de que no desee hacerlo, no puede evitar que su opinión sea cuestionada.

Comúnmente, el refugio más manoseado ante los cuestionamientos, es el típico "Para mí...", que lo único que hace es decir: "Para mi esto es así, y sea correcto o no, estupidez o no, no importa. Es mi opinión, es válida, es respetable, e irrefutable, y punto.". Pero necesitamos ser contradichos, necesitamos que los demás cuestionen nuestros planteamientos, e intenten derribarlos. Solo así podremos probar, y probarnos, la solidez de estos. Solo así podremos darnos cuenta de si en verdad tiene validez, de si creemos en algo sustancial, y no en simples ideas preconcebidas, solo así podremos hacer lo que una persona 'intelectualmente valiente' haría, aceptar la idea más razonable. Incluso podríamos decir que así crecemos como persona.

La condescendencia solo mantiene el statu quo, no permite avanzar, el 'caer bien', en estos casos, está sobrevalorado.

Israel Molina

junio 21, 2010

La Utilidad-Inutilidad del Pensar

Cuando se nos ocurrió la idea de abrir este espacio, ya veníamos con unos algunos años de experiencia en diversas conversaciones, discusiones, lecturas y chamullo superficial. Eruditos en ningún tema, decidimos emprender una suerte de diálogo sin ninguna motivación más importante que la de pensar. Fueran cuales fueran los temas (mientras más sean mejor), haríamos con ellos lo mismo que siempre acostumbramos hacer, ayudados de nuestras cabezas y palabras; armar, desarmar, componer y descomponer ideas. Sólo por la necesidad natural y casi enfermiza de hacerlo. Nada más ni nada menos. Lo cual es de esperar que se considerase inútil para la vida diaria. Algo que creemos es ocio y es inútil. Y es a acerca de ese mismo asunto, lo útil-inútil del pensamiento, que quisiera lanzar mi primera reflexión, para empezar este miserable simposio.

Sucede que la utilidad es algo muy relativo. Una maquina de coser es tan inútil en la actividad sexual, como un profiláctico a la hora de zurcir los jeans descosidos. Quiero decir, ninguno de estos elementos es útil en determinados contextos, pero no por eso son enteramente inútiles. Sin la maquina de coser no hay industria textil, y sin las técnicas de la medicina profiláctica probablemente tendríamos más hermanitos y medio hermanitos con los que compartir la escasez (además de incómodos problemas de salud).

Y es que la utilidad de algo depende de lo que quiera conseguirse al utilizar ese algo. De la misma forma, si es o no útil el reflexionar acerca de todo en la vida, depende de qué queremos específicamente de nuestras respectivas vidas. Y en este punto, la cuestión se vuelve efectivamente más personal y relativa a cada uno. 

La verdad es que no me creo digno de declarar que es nuestro deber filosofar acerca de todo. Es sólo una forma, una opción de vida, de aquellos que no somos capaces de dejar pasar las maravillas y horrores, tanto enormes como pequeños, que crecen en absolutamente todo rincón de la realidad. Un psicótico hábito de quienes deseamos usar hasta la indecencia, cada pedazo de mente y cuerpo que nos dejó el nacer.

Supongo que para nosotros, mientras tratemos de sobrevivir, el pensar nunca será inútil.

Diego Molina