octubre 11, 2010

La Nariz de Clint Eastwood

Steve Everett (encarnado por el gran Clint Eastwood):
-Sr. Beechum, usted no me conoce. Soy un tipo cualquiera, que anda por ahí con un tornillo suelto. Francamente, me importa una mierda Jesucristo, y me da igual si hay justicia en esta vida o la otra. Ni siquiera me importa lo que está bien o mal. Pero… -tocándose la nariz- ¿sabe qué es esto?
 
Sr. Beechum:
-¿Se trata de una broma?

Steve Everett:
-No, no es una broma. Es mi nariz. Y para serle sincero, es mi único orgullo. Cuando me dice que algo apesta, tengo que tenerle fe, tal como usted a Jesús. Cuando mi nariz funciona, sé que la verdad se oculta. Pero si no funciona bien... pueden lanzarme por la borda. No soy nada.

diálogo del fílm “True Crime

Clint Eastwood, como era de esperarse, ha dado en el clavo. O más bien, donde puso el ojo, puso la bala. La fe puede ser más que algo simplemente religioso, y más importante en nuestras vidas de lo que creemos. Pero más allá de la fe en si, he querido referirme esta vez, a aquello en lo que tenemos fe.

Siguiendo con las referencias fílmicas, y por qué no televisivas; encontraremos una interminable lista de teorías conspirativas, ficciones de lo desconocido, etc. Hablo de estudios serios y no tan serios. Cuando se trata de cuestionar desde el conocimiento más básico hasta el más reciente, no faltará la información que nos haga dudar de lo que siempre creímos, al menos por un segundo.

Don Clint
Y es que en una sociedad tan complejizada, era inevitable dejar pasar unos cuantos fraudes y engaños al construirla. Si a eso le sumamos la idea de que podemos adquirir casi cualquier información en menos de un minuto, y que toda esa información será siempre manipulable; conseguiremos como resultado un mundo de inconmensurable incertidumbre. Si ya nadie podía decir qué es la verdad, cada vez se nos hace más difícil siquiera decir lo que es factible.

En un mundo así es obvio que algunos iban a decidir refugiarse en los brazos de un ser superior, que aunque no brinda muchas respuestas, asegura tenerlas todas. No debería sorprendernos el fanatismo religioso en pleno siglo XXI, la verdad me sorprendería que hubiera más gente dispuesta a enfrentar este mundo a carne descubierta, sin la necesidad de recurrir a otras religiones como el fervor político y activista, el dinero y la “desinteresada” labor social.

Sin embargo, para los que no han podido apostar su fe a tanta ideología tontorrona que hay por ahí; quizá Clint Eastwood haya brindado un buen consejo. Tenga fe en su olfato. Piense, no sea pelotudo, no se lo trague todo y tampoco le crea a cualquiera que salga en la pantallita solo porque habla contra el sistema. Use su olfato, sentido común. Dude de todo, incluso de esto que está leyendo. Pero tampoco se quede ahí, tome decisiones y tómelas usted, no espere que le digan lo que tiene que hacer. Recuerde que sin su nariz, no es nada.

Diego Molina