junio 04, 2011

Hay que matarlos a todos

A menudo me encuentro ideando, seriamente, el modo de eliminar a los flaites, y cualquier otra clase de delincuente que pulula por ahí. Si no me conocen, quizás se sorprendan de que alguien, seriamente, sopese la posibilidad de deshacerse de una manera definitiva de todos estos lastres. Pero quienes me conocen, es probable que no les sorprenda.

Henri Ducard (personificado por Liam Neeson)
Recuerdo las palabras que Ducard alguna vez le refirió al Sr. Wayne, con respecto a la actitud de estos hampones ante los ciudadanos y la ley, ‘criminals mocks on society's laws’, ‘crime can not be tolerated, criminals thrive on the indulgence of societies understandings’. En buen chileno, los criminales se pasan a todos los demás por la raja, y el poder judicial hace nada, o por incapacidad, o por negligencia. Peor aún, algunos defienden el derecho (licito por cierto, pero el tema de si un criminal pierde sus derechos al quebrantar los ajenos o no, lo dejo para otro post), a rehabilitarse, a su vida, etc. Pero como decía Ducard, es en eso en donde se refugian estas verdaderas hienas del sistema, es bajo ese alero donde se envalentonan, adquieren poder, y se hacen intocables. En su ambiente, si has matado a alguien, recién entonces te vuelves respetable, el nivel del crimen que hayas cometido define tu calidad de persona, y consecuentemente, el nivel de respeto y admiración que se te concede. Me pregunto entonces, ¿cómo lidiar con alguien así?

Justicia según la real academia es ‘una de las cuatro virtudes cardinales, que inclina a dar a cada uno lo que le corresponde o pertenece’. Y debería ser el sistema establecido para poner ‘orden’, quien debería dar ‘a cada uno, lo que le corresponde’, sus derechos, sus responsabilidades, velar por el cumplimiento de esas responsabilidades, y velar por el respeto de esos derechos. Garantías, premios y castigos, pero si no da garantías, ni premios, ni castigos, entonces tu sistema es insuficiente, o lisa y llanamente no funciona. Y es ahí, en ese punto, donde me surge la idea de que alguien tiene que hacer algo, de quizás yo hacer algo, pues si lo que debería funcionar no lo hace, entonces alguien debe hacerlo, y en estas circunstancias, fuera del sistema, fuera de la ley.

Mi primera idea, y por lo mismo, espontánea y visceral, es termínalos, matarlos a todos. Solo de esa manera empezarían a tener miedo, miedo a algo que no controlan, algo que no saben lo que es, o quien es. He pensado muchas veces en formar un grupo organizado y elaborado, de limpieza de criminales, de personas anónimas sin animo de fama o reconocimiento, solo con el deseo de equilibrar la balanza. Un grupo que de alguna manera obtenga información de donde ubicarlos, seguirlos, y cuando sea el momento, enfrentarlos, y sin mediar palabra, eliminarlos, perentoria y taxativamente.

Bien, si no los puedo eliminar de manera tan fría y despiadada. Entonces deberé pensar en otro castigo, fuerte y amenazante, que los marque… eso es, marcarlos. Tal cual 'bastardo sin gloria' marcando nazis, hiriéndoles en la frente la esvástica, les marcaría en la frente su crimen, ‘ladrón’, ‘violador’, o lo que sea el caso. Recuerdo una vieja tradición europea en la edad media. En Edimburgo, a quien sorprendían robando, como castigo, lo clavaban de las orejas al monolito al centro de la plaza de mercado (que era un lugar donde se congregaba gran cantidad de gente, por lo que servía para realizar eventos que interesaba fueran conocidos por la mayor cantidad de personas, avisos, noticias, ejecuciones, etc.), y se le dejaba ahí un día completo, a la intemperie, expuesto al inmisericorde frío escocés. Tenia dos opciones, o aguantar el frío, las burlas, los escupos, los proyectiles de diversa índole, los golpes, para entonces ser liberado, y dar por saldada su condena, o huir, rasgando sus orejas, y vivir condenado a ocultarlas para no ser perseguido, para poder obtener trabajo, para no ser identificado como un criminal, para tener una vida normal. Es una forma cruda y descarnada, pero funcionaba.

La idea de un castigo y de este grupo no se va de mi cabeza. Pero aun no encuentro a la gente, puede que cuando la situación se haga insostenible lo haga, o quizás antes, algún día, algún día...

Israel Molina

1 comentario:

  1. Concuerdo totalmente con tu sentimiento de erradicar la escoria como los flaytes y delincuentes de éste país, pero no exterminándolos de una, dado que una vez muerto pasaran a ser materia inerte, la segunda opción de "marcarlos" me gusta mas para ellos, quizás en parte puedan sentir el dolor que ellos provocan con sus fechorías. Pasan por la vida sin trabajarle una hora a nadie, se benefician de lo que no les corresponde y se jactan de que hagan lo que hagan nada les ocurre, no hay justicia para ellos, mientras los afectados "mueren" de impotencia, dolor rabia, en fin.......Por otra parte no creo en su rehabilitación, siempre reinciden. Ahora es posible que existan por ahí unos pocos que si lo hagan....en fin......"marcarlos" sería poco, pero bueno.

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